Mi despertador suena a las cuatro de la mañana; temprano, lo sé. Pero tengo que salir temprano, mi padre no lo quiere de forma distinta. Me froto la cara mientras apago el despertador con su incesante chirrido. Argh, definitivamente temprano. Me levanto de un salto y me dirigo a la ducha.
Abro la llave de agua caliente y espero a que el agua salga a la temperatura que me agrada. Creo poder oir a mi padre haciendose el café en la cocina. Vivimos en un apartamento grande, solo mi padre y yo; mi madre murió cuando yo nací. No puedo decir que no la extraño por que no la conocí pero si lo hago, y en mis pocos ratos libres me pongo a pensar en ella y en lo hermoso que hubiera sido tener una figura materna.
Salgo del baño pon mi pelo castaño, ligeramente largo callendo sobre mis ojos y nublandome la vista. Mi nombre es Abraham Cavalier, y la verdad, aunque me gustaría tener que ir a la escuela como todo chico normal de 17 años, tengo que ir a un lugar mucho mas importante: le decimos Centro. Centro es un departamento secreto del gobierno encargado de investigar y eliminar cualquier tipo de revueltas en contra del gobierno. En pocas palabras soy espía.
Mi padre me grita desde la cocina para que desayune. Contesto que en seguida voy mientras me pongo unos pantalones de mezclilla y una camiseta. Y corro a la cocina.
"Buenos días señor." Saludo a mi padre, con una sonrisa que no devuelve. Mi papá nunca me ha permitido que le llame de una manera tan informal, según él, el siempre es "Señor".
"Buenos días Abraham, te voy a pedir que comas rápido por que tengo que llegar a una junta a las seis en punto." Cual es la prisa no sé, pero siempre hay un motivo para apurarse, mi papá es uno de los altos directivos de Centro. Fomo si adivinandome los pensamientos me contesta. "Hoy te asignan tu nueva misión, tendrás que reportarte con Anna en cuanto antes."
¡Una nueva misión! Acabé con una hace una semana, seguramente merezco unas vacaciones, pero por lo visto "Señor" no opina lo mismo. Apuro un plato de cereal con leche y voy a mi cuarto a lavarme los dientes y tomar mi mochila de Centro.
Anna es mi mejor amiga de Centro, y como una madre para mi, siempre me cuida y me consiente cuando estoy allá. Empecé mi entrenamiento a la curiosa edad de los once años, cuando generalmente se empieza a los catorce, y desde entonces anna me ha supervisado y asignado todas mis tareas, es como mi angel guardián. Por eso cuando la saludo al llegar da gritos de alegría y corre a abrazarme.
"Bien Abraham, que bueno que llegas, y aunque sé que quieres algunas vacaciones (que bien te mereces) está misión es bastante relajada y por eso la elegí para ti." La abrazo, siempre sabe lo que pienso, y pongo detallada atención a los detalles de la misión nueva.
28 de junio de 2007
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4 comentarios:
Hola.
Me parece muy interesante tu personaje; en tu Planteamiento nos dices varias cosas de él entre líneas; como el hecho de que no parece llevar una relación positiva con su padre, o que realmente no esté muy conforme con la situación que le están oblogando a vivir. Me gusta; me da curiosidad esa misión que le van a asignar.
Un placer.
Hola Ilse,
me gusta tu desarrollo, me parece muy interesante cómo el está como en una situación en la que quiere y al mismo tiempo no quiere estar. la historia es muy interesante, me gustarpia seguir leyendola.
saludos
El texto fluye muy bien, lo cual siempre se agradece. Sin embargo, cuidado: hay informaciones que el personaje da directamente a los lectores sin que quede claro a quién está contando la historia: si es un personaje cercano a tu protagonista, puede saber cosas de él como su nombre y sus ocupaciones que no habría que repetir.
Me gusto, me atrae para ver que mision sera lo que tendra esta vez, el suspenciloo uuuuu
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