La niña pequeña estaba llorando silenciosamente en la parte de atrás del auto, tenía mucho miedo, su madre le había dicho que hacía bien temiendo. Las dos estaban huyendo de un monstruo pero tenían posturas muy distintas: la pequeña Ari deseaba de nuevo a su papá cariñoso que la hacía sentir protegida y segura, lo único que no le perdonaba era que había permitido que su madre se la llevara; la madre huía de un ser inhumano, una maquina que podía matarla si así lo deseaba.
Ari llego a pensar que injusta había sido su madre, incluso egoísta, de arrastrarla con ella cuando podía vivir feliz con sus papas juntos, no podía comprender que sus padres no se quisieran como los de sus demás amigas; sin embargo había visto a papa gritándole a mama y eso era lo que le daba miedo.
Su mama estacionó el coche en frente de la casa de la abuela, ella también era cariñosa con Ari pero sospechaba que no la quería tanto como decía, solo apariencias. Aunque tenía un cuarto digno de una princesa, diseñado especialmente para ella y por eso pensó que no seria tan malo vivir allí mientras que sus padres se reconciliaban, sería poco tiempo. Su abuela las recibió con una mascara de alegría mientras que comentaba algo con su mama de “por fin” y ofrecía galletas de chocolate a Ari, ella pensó que mas les valía a sus padres apurarse.
Los meses pasaron y dieron lugar a un año. Ari se fue acostumbrando a vivir con la abuela, cambió de escuela y su madre le prohibió hablar con extraños, “que raro” pensaba, pero aceptaba las condiciones y reglas de su madre, con recelo y algunas veces dándoles vuelta pero las cumplía al final.
Un día su abuela sacó a Ari con la excusa de ir a ver a unas tías, la madre de Ari las alcanzaría mas tarde, pero nunca llegó. Todo el camino de regreso reflexionó lo que había pasado el último año, los cambios, el ser precavida, el vivir con su abuela y decidió que no le gustaba en absoluto vivir así, no era feliz.
Pensó en como sabía que su madre le ocultaba algo sobre su papa, como le hartaba estar en la oscuridad. Al llegar vio el coche de su papa estacionado en la acera y él mismo iba saliendo de la casa de la abuela, cerrando la puerta tras de sí. ¡Que alegría verlo de nuevo! En cuanto el coche paró, Ari salio corriendo con los brazos abiertos a su padre. Cuando llegó y lo abrazó de la cintura murmurando cuanto lo quería y lo había extrañado el padre alzó la mano, la abofeteó y la amenazo que no lo volviera a tocar. Ari, en el suelo con lágrimas en los ojos bajó la cabeza y lloró sin decir palabra, había estado haciendo eso mucho últimamente, aceptar lo que le decían, quisiera o no hacerlo. La palabra patética cruzó por su mente. Oyó los pasos de su padre alejándose para nunca volver.
Se levantó llorando y se metió a su casa, ya era tarde y quería llorar un poco sola y quizá hablar también con su madre antes de dormir. Y cuando las luces se encendieron comprendió que lo peor no había pasado: ella estaba en el suelo agonizando.
Bueno, espero que les guste, aqui hay un buen de simbolismos y quien crea conocer al menos 5 y me los dice se gana una deliciosa galleta virtual y un abrazo!! Gracias por leer esto!
Drgnfly
24 de enero de 2008
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